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Argentina le propinó a Brasil la de las mayor paliza que sufrió en una Eliminatoria y DFB Sports comparte las sensaciones de un partido que quedará en la retina de todos, por los siglos de los siglos.

Por Diego Bautista

Brasil, decime qué se siente… haber sido bailado y humillado en la casa del campeón del mundo, sin el mejor jugador del mundo, sin Lautaro, sin Lo Celso, sin Lisandro, sin Dybala. Y sin Fideo, claro, la bestia negra que te arrebató la Copa América 2021. Sí, cuando comenzó toda esta locura del equipo más ganador de la historia de la Selección.

Brasil, decime qué se siente… haber sufrido en carne propia el “jogo bonito” de la Scaloneta. Decime qué se siente haber corrido detrás de la pelota durante los primeros dos minutos del partido sin poder tocarla, contemplando el tiki tiki de la Albiceleste, bajo el “ooooooleeeeeee” de los hinchas argentinos. Un preludio de lo que iba a pasar durante los 88 minutos restantes.

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Brasil, decime qué se siente… haber quedado tan minimizado y al borde de una catástrofe futbolística semejante al 1-7 ante Alemania en el Mundial 2014. Tanto, que tu arquero tuvo que tirarse al suelo para hacer tiempo y que Dorival Júnior improvisara una charla técnica de emergencia (casi como pedir minuto en futsal o básquet) para intentar acomodar el desconcierto táctico que era el Scratch.

Brasil, decime qué se siente… haber llegado a Argentina mojándole la oreja al campeón del mundo y bicampeón de América prometiendo una “paliza” (pobre Raphinha) y, ya desde el saque inicial, sufrir el tiki tiki infernal de un equipo de autor, trabajado a imagen y semejanza de ese verdadero estratega que es Lionel Scaloni.

Foto: Prensa AFA

Brasil, decime qué se siente… haber hecho el ridículo ante los ojos del mundo y comerte un baile para la historia que rompió todas las estadísticas (Brasil nunca había recibido 4 goles en un partido de Eliminatorias). Y lo peor de todo, no haber respetado el rango de un equipo que ya dio muestras de que disfruta este tipo de partidos ante los “grandes”, como sucedió en la Copa América, la Finalísima y el Mundial de Qatar. Ni hablar en esta doble fecha de Eliminatorias, en la que Argentina superó las adversidades de las ausencias con altura y determinación.

Brasil, decime qué se siente… haber pateado solamente un tiro al arco en 90 minutos (el gol de Cunha) y que haya sido por un error que evidencia la confianza de tu eterno rival para salir jugando desde el fondo en todos los tiros. Lamentablemente, el Cuti Romero se confió demasiado. Si no, hubiese sido 4-0. Aunque pudieron (y debieron) ser muchos más. Los otros dos remates fueron desviados. ¿Where are Raphinha, Vinicius y Rodrygo?

Brasil, decime qué se siente… haber sacado del medio por segunda vez en 12 minutos de juego luego de que tu eterno rival haya hecho ¡33 toques! sin que ningún jugador de camiseta amarilla pudiese recuperarla. Porque el gol de Enzo Fernández fue una verdadera obra de arte que hay que mostrarles a los chicos de inferiores, pero también a los profesionales que juegan en la Primera división de cualquier equipo del mundo. ¿Quién dijo que no se puede jugar de esa manera en un partido tan importante?

Foto: Prensa AFA

Brasil, decime qué se siente… ver cómo Argentina terminó probando pibes pensando en darles rodaje para que integren la lista de los que irán a Estados Unidos, Canadá y México 2026. Y encima, que uno de ellos (el Cholito Simeone) haya decorado el póker con un verdadero golazo de antología: un remate sacado de la galera desde un ángulo muy complicado.

Brasil, decime qué se siente… haber sufrido una paliza que quedará marcada a fuego para toda la vida y que el Dibu Martínez terminara haciendo jueguitos con la pelota para el delirio de la gente, que el Cuti le haya metido un caño a Vinicius y que todo el Monumental desatara una ola de hits: “poné a Raphinha la p…”, “es un afano, supéndanlo…” y “un minuto de silencio…. para Brasil que está muerto”.

Brasil, decime qué se siente… seguir chapeando con el pentacampeonato del mundo luego de 23 años sin ganar una Copa del Mundo. Decime qué se siente haber perdido el estilo y, fundamentalmente, la idea futbolística. Porque este Clásico de las Américas pensaste que lo podías ganar hablando (aprovechando la ausencia del mejor del mundo), pero lo perdiste en la cancha, donde siempre se ven los pingos. Una muestra gratis más de que en el fútbol no hay que “boquear” antes de jugar, y menos ante este campeón del mundo. ¿La mejor Selección argentina de la historia? Probablemente. Aunque eso será materia de discusión para más adelante, porque está claro que la Scaloneta todavía no ha tocado su techo.

Brasil, decime qué se siente… dale, anímate. Y espero que hayas aprendido la lección.

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