Blog (a 3 meses) (1024 × 800 px)

Publicidad

Argentina y Messi levantaron la Copa del Mundo en Qatar. Épica. Infartante. La más apasionante de la historia. Leo metió doblete y fue elegido el mejor jugador del Mundial. Francia, un digno subcampeón.

¡Somos campeones del mundo, carajo! Mientras escribo esta nota, el teclado de mi laptop se inunda de lágrimas de felicidad. Valió la pena tanto esfuerzo, tanto sufrimiento, tanto corazón en la mano, tanto grito desgarrador. ¡La puta que vale la pena estar vivos! Y mucho más si sos argentino. A partir de hoy, sos argentino y campeón del mundo. Como Messi, como Maradona (que dibuja una sonrisa cómplice desde el cielo), como esos miles de argentinos que no se quieren ir de Lusail, como esos 44 millones que festejan desde Ushuaia hasta la Quiaca. Como el Dibu Martínez, el Fideo, Enzo, Julián, Otamendi, De Paul, Cuti, el Huevo, Lautaro, Tagliafico, Molina, Paredes, Dybala, Lisandro, Mac Allister, Armani, Rulli, “Papu” Pezzella, Montiel, Foyth, Guido, Palacios, Angelito Correa y Almada, quienes desde ayer saben cuánto pesa la copa del mundo.

El festejo de Messi y compañía cuando Montiel convierte su penal

El partido fue un vaivén constante. Pasamos del sueño prematuro a los fantasmas de otras finales. De la ilusión con el gol de derecha de Messi en el alargue, a la pesadilla del hattrick de Mbappe. Sin embargo, Argentina fue un justo campeón, un equipo que dio constantes muestras de estar preparado física, futbolística y mentalmente para superar las constantes adversidades que se le fueron presentando a lo largo de la Copa del Mundo, y de la final en particular. Un partido épico, increíble, difícil de analizar. Aunque lo vamos a intentar…

Como la canción de Callejeros, el primer tiempo de Argentina fue tan perfecto que asusta. Inteligente como a lo largo de todo su ciclo como entrenador de la Selección, y particularmente en esta Copa del Mundo, Scaloni tomó nota del partido de Jules Koundé contra Marruecos e inteligentemente puso desde el arranque a Ángel Di María en ese sector, el izquierdo. Pie a pie contra el defensor del Barcelona, que no es un lateral clásico y podía sentir un duelo de ese tipo por su tendencia a cerrarse demasiado. Claro que la apuesta por Angelito también significaba un refuerzo para el retroceso, armando un triángulo con Mac Allister y Tagliafico (se ganó un lugar en la final por su gran actuación ante Croacia). Justamente las jugadas de los dos goles de la Albiceleste vinieron por ese lugar, por el de Koundé.

Publicidad

Con Messi recostado levemente hacia la derecha en un 4-3-3 que asfixió a Francia en todos los sectores de la cancha, Argentina tuvo un muy buen arranque. Fue un equipo valiente, preciso, concentrado y ordenado que sorprendió estratégicamente a Deschamps. Los buenos primeros minutos de Mac Allister (simple y eficaz para leer el juego) y De Paul (excelente en la presión) repercutieron positivamente en la propuesta de someter al adversario a un dominio a partir de la posesión de la pelota.

Incluso ya a los dos minutos de juego ya hubo una gran conexión Messi-De Paul-Álvarez (estaba en offside) y el Araña remató a las manos de Lloris.

La convicción y determinación de Argentina para jugar la final seguía siendo una constante porque Enzo Fernández era eslabón del primer pase en construcción, porque Mac Allister se asociaba bien con Di María por la izquierda, porque De Paul jugaba su mejor partido en el Mundial, porque Álvarez era siempre una amenaza latente y también la herramienta para tapar la salida clara de Tchouameni. Y porque cada vez que Messi agarra la pelota, pasan cosas: el tiempo parece detenerse y con la sensibilidad de su zurda va dibujando barriletes de colores que iluminan más que el boulevard de Lusail.

La propuesta de Argentina no tuvo altibajos ni baches. Jugó un primer tiempo realmente tan brillante que cuesta encontrar una actuación similar a la del equipo de Scaloni en una final de un Mundial. Es que Francia, la campeona del mundo, la de la defensa más sólida del torneo, la de las transiciones, la de Mbappe y Griezmann quedó reducida a la mínima expresión porque Argentina la pasó por arriba. Literal y rotundamente.

El golazo de Di María que ponía el 2 a 0 parcial en un primer tiempo soñado

El GOLAZO de Di María fue el resumen más acabo de la practicidad con la que juega este equipo argentino que tiene como bandera el pase con sentido táctico, directo y letal. Fue una jugada colectiva magnífica, en la que participaron Messi, Julián Álvarez y Mac Allister, todo a un toque (y para adelante, atacando el espacio) para que la jugada terminara por el lado opuesto con un Di María libre de marcas que resolvió con un toque excelso ante la salida desesperada de Lloris: 2-0. El partido de Enzo Fernández, Mac Allister y De Paul fue un tutorial sobre cómo debe complementarse un mediocampo en todas las facetas del juego.

El partido estaba totalmente controlado. Es más, Argentina estaba más cerca del tercero que Francia del empate. De hecho, Lloris había salvado un remate abajo de Julián y a Messi lo taparon justo cuando le había quedado para la derecha dentro del área. Pero el fútbol es un deporte hermoso y cruel a la vez. Perdido por perdido, Francia se la jugó y le salió bien. Deschamps, que había sacado a Giroud y Dembelé en el final del primer tiempo, tomó la decisión de partir al equipo definitivamente. Apostó al golpe por golpe y terminó de sacar rédito con las presencias de Camavinga y Coman. Mbappe hizo el resto. Primero, con la ejecución certera de un penal de Otamendi a Muani. Y apenas segundos después, con una volea esquinada junto al palo izquierdo. Fue un minuto fatídico. La Selección había perdido mucho con la prematura salida de Di María. Al igual que ante México y Países Bajos, la Scaloneta estaba ante otra enorme prueba de carácter. Lo pudo haber ganado con el zurdazo de Messi que rechazó Lloris) así como también lo pudo haber perdido en los minutos finales de los 90. Con De Paul extenuado, el equipo pedía variantes. Y el primer cambio para el alargue fue la presencia de Montiel por Molina. Acto seguido, Lautaro Martínez y Leandro Paredes por Julián y De Paul para darle más oxígeno al mediocampo y habituales ejecutores de penales.

Argentina tuvo en tres oportunidades el 3-2 sobre el final del PTS, pero Upamecano cruzó justo el remate de Lautaro Martínez con destino de red y, en la misma jugada, Varane salvó con la cabeza el remate de Montiel que se metía en el ángulo. En la siguiente jugada, Acuña asistió a Martínez, quien controló de pecho y definió de zurda ante la salida de Lloris, pero la pelota se fue apenas ancha. La Albiceleste volvía a lucir mejor.

Bastó que se asociaran Messi con Lautaro´(habilitado), el remate lo salvó Lloris y Messi la empujó de derecha, con suspenso, porque un defensor la sacó de adentro: 3-2 para el infarto. Había que resistir los últimos minutos. Pero Francia, más partida en ataque que nunca, volvió a la carga y mostró otra vez sus dotes de campeón vigente. El brazo de Montiel se interpuso a un remate de Mbappe con destino de arco y el árbitro polaco Marciniak no dudó en sancionar el penal. Mbappe, infalible otra vez desde los doce pasos, no perdonó. Los minutos finales fueron de cuento de Fontanarrosa. Pasamos de la tapada increíble del Dibu a Muani (con el pie izquierdo), al cabezazo fallido de Lautaro Martínez que hubiese sido el 4-3. Y en la última, la salvada increíble de Dybala cuando Mbappe había dejado a dos rivales en el camino y ya había armado el derechazo letal.

Otra vez a sufrir en los penales. Al fin y al cabo, el fútbol es ese deporte que juegan 11 contra 11 y siempre sufre Argentina.

El penal de Gonzalo Montiel dándonos la tercera estrella

En la tanda, Mbappe no falló, Messi tampoco, el Dibu tapó el disparo de Coman, Dybala convirtió el suyo, a Tchuameni se le achicó el arco, Pardes aseguró, Muani también y Montiel convirtió el penal con el que Argentina y Messi tocaron el cielo con las manos. ¡Pare de sufrir! A llorar de emoción, a abrazarse, a festejar, a seguir soñando despiertos y a embriagarse de felicidad. Porque desde hoy, este domingo 18 de diciembre de 2022, el mundo es un poquito más justo.

El particular boletín de calificaciones de la final según Diego Bautista para Los Andes: todos los protagonistas se llevaron un “10” felicitado

Jugando un partido épico e inolvidable en el que cada futbolista dejó el alma, la Selección Argentina se consagró campeón del mundo en Qatar y el enviado especial de Los Andes los analiza bajo una especial visión. El momento lo amerita.

Emiliano Martínez (10). Otra vez héroe y figura. Atajó un mano a mano clave en el alargue y cuando el partido estaba 3-3 y después un penal en la definición. Francia no lo había exigido prácticamente en toda la tarde hasta el minuto fatídico en el que apareció Mbappe (casi ataja el penal). FIFA lo eligió el mejor arquero del campeonato.

Nahuel Molina (10). Hasta que Mbappe jugó de extremo recostado por su sector, lució más contenido que de costumbre y marcó muy bien al “10” de Francia. Argentina siempre dobló la marca por su sector. En el suplementario le dejó su lugar a Molina

Cristian Romero (10). Un partido consagratorio del cordobés. Ganó siempre de arriba y de abajo, estuvo perfecto en cada duelo individual y en cada cruce, se devoró a Giroud y siempre tomó la mejor decisión con la pelota en los pies.

Nicolás Otamendi (10). A pesar de que le cometió el penal a Kolo Muani en el mejor momento de Argentina y que hizo levantar a Francia, jugó un gran partido. Hasta ese momento no había tenido fisuras y había ganado cada uno de los duelos individuales.

Nicolás Tagliafico (10). Si se había ganado un lugar en la final por su gran actuación ante Croacia, en la final ante Francia lo ratificó. Tuvo cierres que realmente fueron una maravilla y cada vez que pudo se mandó al ataque.

Angel Di María (10). Partidazo, tanto en la faz ofensiva como en la defensiva. Le cometieron el penal con el que Messi abrió el camino y después llegó vacío y definió mejor en el 2-0 parcial. Scaloni decidió su reemplazo (por Acuña) a los 18’ del complemento y el equipo perdió desequilibrio individual y velocidad para la contra.

Rodrigo de Paul (10). Jugó un tremendo partido, especialmente en el primer tiempo. Hizo un trabajo incansable por su sector, se asoció bien con Messi, Enzo Fernández y Mac Allister y dejó la cancha extenuado en el suplementario.

Enzo Fernández (10). Jugó un partido realmente impecable, haciendo lo que pedía la jugada en cada situación. Fue eje de la contención y de la distribución. Tiene apenas 21 años, pero juega como un grande. La FIFA le entregó el premio al mejor jugador joven del campeonato. Casi nada.

Alexis MacAllister (10). Un primer tiempo realmente de manual, muy preciso con la pelota y siendo muy útil para tapar las líneas de pase de Francia en el mediocampo. Asistió a Di María en la jugada del GOLAZO del 2-0 parcial. Con su calidad y sacrificio, hizo olvidar al bueno de Lo Celso.

Lionel Messi (10). Dos goles en una final, miles de pases precisos, hasta se tiró a los pies para recuperar una pelota. Ayudó al destino jugando el mejor Mundial de los seis que disputó y, de tanto insistir se le dio. Ayudó al destino con su aura y su magia. Gracias por tanto, Leo. El mundo es un poco más justo.

Julián Álvarez (10). Un verdadero animal por lo que corre, juega, presiona y obliga a los defensores rivales. Participó en el jugadón del 2-0 y Lloris le negó el tercero en el inicio del complemento. Está destinado a ser uno de los mejores delanteros del mundo, sin lugar a dudas.

Marcos Acuña (10). Entró por Di María con el partido 2-0 para darle oxígeno y marca al andarivel izquierdo justo cuando Francia había regado la cancha de extremos y volantes. Mucha actitud para aguantar la pelota, se asoció bien con Tagliafico. Una gran Copa del Mundo del “Huevo”.

Gonzalo Montiel (10). Entró en la historia de los mundiales por haber convertido con calidad el penal decisivo en la definición, nada menos que el que le dio la Copa a Argentina después de 36 años. Se redimió del involuntario penal cometido cuando el partido estaba 3-2 y Mbappe lo llevó a los penales.

Leandro Paredes (10). Scaloni lo mandó a la cancha por De Paul para colaborar en la contención cuando el partido estaba 2-2. Aportó pase claro hacia adelante y presencia a la derecha de Enzo. Se ganó la amarilla por otra tremenda “murra” y pateó el penal con total jerarquía.

Lautaro Martínez (10). Lamentablemente, al goleador no se le dio el gol en esta Copa del Mundo. Sin embargo, cada vez que jugó mostró una actitud realmente impresionante. Generó la jugada del 3-2 (Lloris le tapó el remate de manera increíble) y bancó todo lo que le tiraron arriba. Tuvo el 4-3 pero cabeceó mal y se fue desviada.

Germán Pezzella (10). Entró por MacAllister para armar la línea de cinco en el fondo y aguantar los embates de Francia, pero ahí nomás vino la jugada del penal que derivó en el 3-3.

Paulo Dybala (10). Hizo todo lo posible para estar en el Mundial y, si bien jugó pocos minutos, exhibió su generosidad y paciencia al servicio del grupo. Es crack, y lo demostró cuando pateó de manera brillante el segundo penal de la definición.

DT: Lionel Scaloni (10). Entró en la historia grande del fútbol argentino con apenas 42 años y sin ninguna experiencia anterior dirigiendo a algún equipo. Se bancó las críticas despiadadas de quienes no creían en su capacidad y no sólo demostró estar a la altura de las circunstancias, sino que se ganó el respeto de todo un jerarquizado grupo y de todo un país. Demostró ser estudioso y estratega a la hora de plantear cada partido y logró lo que muchos entrenadores con mayor nombre y experiencia no habían podido: sacar campeón del mundo a la Selección Argentina y con el mejor Messi de todos.

Publicidad

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *